La ley de Sturgeon


A pesar de las felicitaciones y las palabras de ánimo, llega un momento en que como escritor me encontré frente a una encrucijada. Por más que lees el texto, lo corriges, lo llevas frente a un filólogo y te garantizas lo mejor; siempre existe la posibilidad de que algo no haya sido contemplado en la primera revisión. Pero cuando lo comparas con otros autores y escritores más experimentados encuentras que lo que has producido no es de la "calidad" adecuada. Existe gente que nace con este don, pero en mi experiencia escribir se consigue practicando. En la introspección del caso, he decidido acudir a la Convocativa Permanente de Narrativa por dirección y guía para mejorar las siguientes entregas. No llegué con muchas expectativas, tal como lo esperaba destruyeron mi texto, pero saque muchas cosas de la sesión que espero poder aplicar para el resto de mis historias.


Una de las cosas que encontré fue leyendo literatura de ciencia ficción de un autor que desconocía pero del que había tenido contacto indirectamente. Los Cristales Soñadores, obra de Theodore Sturgeon, me despertó a una realidad que jamás había contemplado en mi corta carrera como escritor amateur. Porque al leer su narrativa, encontré que ESA ERA LA FORMA EN QUE HABÍA QUERIDO ESCRIBIR. A pesar de todo lo que había leído, de la riqueza narrativa y el contacto con otros autores, jamás había encontrado un estilo que me independizara de mi deseo por describir narrativamente lo que veo en mi cabeza y dialogar para plasmarlo en texto (uno de los defectos que arrastro de mis años haciendo guiones de comics) hasta que entre en contacto con este autor, que aunque no es famoso ha influenciado a grandes de la literatura de ciencia ficción como Ray Bradbury (Farenheit-451) y Kurt Vonnegurt (Slaughterhouse-Five).

Pero mientras me lamía las heridas con la mutilación de mi texto, al analizar la biografía de este autor, encontré su ley, que me levantó los ánimos y me hizo recuperarme de mi estado de semidepresión. Porque sus palabras son un sinónimo de lo que ocurre ahora en con la literatura en línea, así como los deseos de todos por destacar en la red, así como la increíble resistencia de los que todavía se encuentran atados en papel. A continuación haré la recapitulación de la ley de Sturgeon.

Ley de Sturgeon: Nada es absoluto.

Corolario 1: Se admite la existencia de una increíble cantidad de basura en la ciencia ficción, pero no es de extrañar con la cantidad de basura que existe en todas partes.

Corolario 2: Lo mejor de la ciencia ficción es tan bueno como la mejor ficción en cualquier otro campo.


Porque estas palabras me pueden animar. Porque la primera ley se aplica para todo lo que hacemos. Una de las maravillas de Kindle es poder editar tus obras y transferir estos cambios a tus compradores. De esta forma, una obra puede "mejorar" y "evolucionar" en lugar de quedar encerrada en papel y tinta que se quedan en esa versión. Las demás leyes nos recuerdan a todos que debemos seguir mejorando. Porque por más que quieran hacernos daño, nuestros críticos nos hacen un favor a exponer nuestros errores. Es nuestra decisión mejorar o estancarnos en nuestros errores. Pero esa decisión es personal de cada quien. Yo prefiero avanzar. ¿Que prefieren ustedes?

Compartir en Tumblr

1 comentarios:

  1. Sturgeon era bastante optimista, eh. Diría que ese número debería ser elevado al 99.99% (periódico, por supuesto), pero solo en el sentido de que una obra sea un éxito comercial y un éxito con la crítica.

    ResponderEliminar