"Los armenios de todos los países se apresuran a entrar en las filas del glorioso Ejército Ruso, y con su sangre, servirán hasta la victoria del Ejército Ruso ... Deja que la bandera rusa onde libremente a través de los Dardanelos y el Bósforo, que los pueblos cristianos que permanece bajo el yugo turco reciban la libertad a través de su voluntad. Que el pueblo armenio de Turquía, que ha sufrido por la fe de Cristo, reciba la resurrección a una vida nueva y libre... "
Tsar Nicolas II de Rusia, Tiflis, Diciembre de 1914.
Cuando uno lee la historia de Reina Ester en el Antiguo Testamento, uno se pregunta como puede ser posible que un hombre desee con tanto fervor la destrucción de todo un pueblo. Esta pregunta rondo la mente de muchos hombres de letras, eruditos y nobles, que la leían con una exclamación de incredulidad, hasta que el primero de los eventos de destrucción masivo de una población, el Genocidio Armenio, sucedió a principios del siglo XX.
Ya se habían dado claras advertencias sobre el oscuro destino que el pueblo armenio sufriría dentro del Imperio Otomano durante los años previos a la Primera Guerra Mundial. Pero, luego de la humillación militar de Enver Pasha durante la primera operación en el Frente del Caúcaso, combinado con las palabras expresadas por el Tsar selló la suerte del pueblo armenio. El político de inmediato culpo a los armenios de la derrota, lo que dio inicio al genocidio tal como ha quedado registrado en la historia.
Ante la avanzada imparable del Ejército Ruso, los turcos comenzaron a asegurar la zona en torno al Lago Van, asesinando a la población armenia que habitaba la localidad. Aunque los habitantes de la ciudad de Van guardaron silencio, no lo llevaron a cabo por mucho tiempo. Un incidente en las afueras de la ciudad, donde jóvenes armenios defendieron a una mujer que fue detenida tratando de entrar al pueblo, degenero en un combate entre las partes, lo que dio inicio al Sitio de Van, el 20 de abril de 1915.
Los armenios lucharon en dos sectores diferentes de la ciudad, "La Ciudad Vieja" y la "Ciudad del Jardín". Los combates eran esporádicos, con ambas partes tratando de ganar la ventaja sobre la ciudad. En un esfuerzo por apagar la revuelta, el gobernador Djevdet Bey ordenó quemar la iglesia armenia en Arak. Por su parte, civiles armenios con milicianos procuraron conservar la línea durante todo el conflicto. Pero los defensores armenios sabían que no durarían en caso de que los turcos avanzaran con todo su poder. Por esto, numerosos mensajeros fueron enviados hacia las fuerzas rusas, en busca de su apoyo.
Durante el conflicto, miles de refugiados de los alrededores de Van inundaron las inmediaciones de la comunidad. Hecho a propósito por el gobernador otomano para debilitar la resistencia, esto no hizo más que incrementarla. Cuando las municiones y la capacidad de combate de los armenios parecía estar llegando a su fin, el 6 de mayo el conflicto en el interior de la ciudad acabó de pronto. Los rusos habían llegado a las inmediaciones de la ciudad, liberándola el 20 de mayo de 1915.
Una vez liberada, la cantidad de refugiados armenios que buscaban protección del exterminio otomano provocó que la población de la ciudad aumentara de 30.000 a 250.000 habitantes durante los siguientes dos meses. Esto provoco graves problemas de hacinamiento, porque la ciudad jamás había contenido más de 50.000 habitantes. Sin embargo, los otomanos lograron detener la avanzada rusa a mediados de Julio de 1915, lo que comenzó un período de sufrimiento para los armenios que habían encontrado refugio en la ciudad.
Para el 18 de julio, los rusos recibieron la orden de retirada general de la ciudad de Van. Por un error de comunciacion, el general Torkin, el encargado de la evacuación, sólo movió a su ejército en dirección a Persia, dejando la ciudad en las manos de los defensores armenios que con tanto celo la habían defendido durante abril. De esta forma, los refugiados armenios procuraron seguir a los rusos, pero fueron interceptados por irregulares kurdos y tropas otomanas que les cortaron el paso de sus antiguos salvadores. Durante la caótica evacuación murieron 40.000 refugiados, mientras los 200.000 restantes lograron alcanzar el Transcaucaso para recibir asistencia de las agencias de ayuda armenias estacionadas en territorio ruso y en Erevan. El comandante de las milicias armenias reclamó después: "Si el general ruso nos hubiera dado siete u ocho días para organizar la retirada, habría sido posible dirigir a la gente a Erivan sin la pérdida de una sola vida".
El triunfo otomano duró poco. El 29 de setiembre la ciudad volvió a manos rusas, donde permaneció hasta 1918, donde por el caos producido por la Guerra Civil Rusa.
Para aquellos que han leído y me han preguntado si exagero con las cifras dadas en La Guerra del Borde Interno, esta es la evidencia más importante que ofrezco. El Sitio de Van, que en espíritu muestra en nuestro pasado los caóticos días que rodearon el combate en Las 30 Colonias del Nodo 350. Esta historia es un recordatorio presente que los eventos ocurridos en torno a esta región de Turquia 100 años atrás, se han repetido (El Holocausto) y se seguirán repitiendo (El Genocidio de Ruanda) durante nuestra historia. Y sólo en nosotros está el poder para no dejar que suceda.
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