Extracto: Una visita sorpresiva

Este es el primer extracto de la obra, Las 30 Colonias del Nodo 350 a la venta en Kindle. Espero la disfruten, feliz lectura.

   El príncipe S’Taren, el hijo mayor del Dominador For’Arms, es, en palabras sencillas, una criatura vanidosa. Tal como todos los de su raza, su estatura de más de dos metros, su rostro enjuto y toscamente definido con una protuberancia nasal casi invisible, así como sus poderosos cuatro brazos y sus pies sólidos lucían imponentes, cubiertos por la regalía que lo nombraba el heredero de su trono. Rodeado de su séquito en la estación de combate de su nave principal, observaba con satisfacción cómo desaparecía la tercera colonia de la posición, mientras una más aparecía gaseada en el mapa.
   Producto de la venganza personal que había emprendido en contra de la raza humana, por la humillación que Lillit Tallerman le produjo al egresarse primero de la academia, la criatura en su mediana edad observaba con satisfacción a los comunicadores, mientras los humanos de las restantes colonias suplicaban a gritos por su piedad. Le satisfacía escuchar los gritos de quienes pronto morirían. Conforme los cazas de su flota despedazaban en el espacio a quienes trataban de escapar en transportes del oscuro destino que les esperaba, este sonreía tranquilo mientras bebía en su asiento.
   Por derecho propio, él se había convertido en una de las mejores notas de su graduación en la academia, pero, a diferencia suya, Lillit Tallerman había mostrado una mayor habilidad en estrategia y en enfrentamiento de combate simulado, materias que ofrecían más puntos en su sociedad. Él pensaba que su padre iba a amañar las notas, un malentendido con el personal docente provocó su castigo y humillación; lo que le permitió a ese humano, a esta cosa, el derecho de hablar frente a su grupo y cerrar el año; además de concederle la mejor posición de comando a la salida de su generación. Ese día él prometió que cuando tuviera poder en sus manos, lavaría esa deuda de honor a como hubiera lugar.
   El uso como apoyador de pies del cuerpo de la señora Tallerman no lo satisfacía, así como lo que observaba en el mapa, porque, involuntariamente su acción devolvió la actividad al Reino Irezumi, que había decidido defender por razones desconocidas a los humanos del nodo. Por lo tanto, luego de largos años, los forarms volvían a la pelea en contra de las antiguas soldados de sus enemigos mortales, las irezumis; enfrentamientos que siempre habían resultado sangrientos y brutales como mínimo.
   Una flota irezumi, armada con prisa cerca de la frontera del Borde Interno, saltaba con la nueva tecnología que ellas habían mostrado durante su proceso de independencia. Sin embargo, habían salido muy tarde de su posición, y perdieron la ventana de salida. Debido a esto, tardarían todavía más de cuatro mil quinientos ciclos en llegar. Todavía dentro de su territorio, refuerzos del dominio comenzaron a aproximarse a la zona, lo que aseguraba que dicho intento de ayudar a estas criaturas corriera el riesgo de fracasar estrepitosamente.
   De especial atención para él, es el conjunto de cruceros destructores de colonias. Estas enormes naves poseían como innovación tecnológica enormes armas de energía talladas como estrías en la carlinga de los cruceros. A diferencia de los cañones normales, las estrías permiten la concentración de energía en puntos, lo que le permitía emitir pulsos concentrados que podían partir enormes estructuras con poco esfuerzo. Esta era una tecnología original de los kumpala, que debido a tratados de alianza ellos habían adquirido, y que se encontraba todavía en sus primeras etapas de producción; por lo cual menos de dos docenas de cruceros forarms existían con dicha denominación.
   Tal como lo dictaban las reglas de la guerra, diez de estos cruceros estaban efectuando su aproximación final desde un nodo periférico al 350. Acompañado por una breve escolta de destructores, la flota no poseía denominación, lo cual era el estándar en medio de situaciones de combate. Faltaban pocos ciclos para su llegada, por lo que este se deleitaba, mientras imaginaba las rápidas formas en que las colonias serían desguazadas, para ser luego adaptadas y reconstruidas a las necesidades de su propia sociedad.
   Impaciente por el avance, el príncipe preguntó con rapidez-: “¿Cuánto falta para que llegue el grupo de S’Isael?”
   “Veinte ciclos, su alteza”, fue la respuesta que encontró en su puente. Conforme obedecía la orden, el encargado de comunicaciones amplificó el contacto; lo que expuso diez puntos enormes y veinte mucho más pequeños avanzaban con rapidez hacia el nodo.
   Él quitó la vista y volteó su vista hacia la Sétima Colonia, la cual había sido gaseada. Con una sonrisa, se llevó la copa a la boca. Mientras bebía, volteó su vista hacia la ampliación, pero para su extrañeza, la denominación de las naves cambió, y apareció registrado el verdadero tipo de nave antesu vista.
   “¿Qué hacen destructores Kroesner entre la formación de cruceros?”
   Instintivamente supo que algo estaba mal. Todos en su comando supieron que algo realmente malo estaba sucediendo, pero no tuvieron tiempo de reaccionar. Conforme salían de hiperespacio a unos klics de su formación, en perfecto orden de batalla, treinta naves irezumis comenzaron a disparar en contra de su flota, con la ingrata sorpresa de que diez de ellas usaban la tecnología de cañones de estrías, estas de origen kumpala.
   “Son irezumis… alerta roja a todas las estaciones… todos a sus puestos de combate… Quiero la denominación de esos cruceros, ahora”.


   En parejas, los enormes cruceros irezumis abrieron fuego en contra de las naves contiguas a su nave principal. En cuestión de segundos mientras se activaba la alerta, las dos primeras naves en su frente fueron tasajeadas como si las hubiera cortado un cuchillo caliente. Mientras se desintegraban, las dos más alejadas del grupo aprovechaban la apertura en su fuerza, avanzaron en dirección a su nave y prepararon sus armas para atacar.
   No se van a atrever. No van a atacar la nave del Príncipe Heredero. Nadie jamás se ha atrevido a hacerlo jamás.
   Lamentablemente, su pensamiento resultó errado. Las dos naves que ahora ocupaban la vanguardia dispararon simultáneamente sus armas en contra del crucero insignia de los forarms. Atravesado por cuatro haces de energía de forma simultánea, la nave perdió integridad y se partió en la oscuridad del espacio, mientras el enemigo avanzaba para continuar el combate con la siguiente nave a su vista.

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