Corrían los primeros meses de la que se conocería como La Guerra que Terminaría con Todas las Guerras o La Gran Guerra. Lamentablemente para la humanidad, hubo otra guerra de mayor magnitud menos de veinte años después, por lo que mi generación la conoce como la Primera Guerra Mundial. Mi abuela materna (que en paz descanse) tenía apenas un año de edad, y para este momento habían muerto o quedado heridos cuatrocientos mil jóvenes en los campos de Francia durante las primeras etapas de esta devastadora guerra.
Para poder sacar a la República de Francia de la guerra, el Imperio Alemán invadió el Reino de Bélgica sin aviso, lo que trajo al Reino Unido a la guerra. Gracias a la victoria francesa en la Batalla del Marne, el avance esperado sobre París fracaso estrepitosamente, lo que dejó un enorme flanco desde el río Aisne hasta el Canal de la Mancha descubierto y desprotegido para ambos bandos. Con esto en mente, los militares en conflicto iniciaron la siguiente etapa de esta guerra, La Carrera al Mar; preludio de los horrores de la Guerra de Trincheras que caracterizaría este evento.
En las últimas etapas de esta etapa, desesperados al observar como su país desaparecía; los habitantes de Flandes y el Ejército Belga plantaron su última resistencia en torno al río Yser. Enfrentados a la superioridad numérica de sus enemigos, desesperados, bajos de munición y sobrepasados; ellos decidieron adoptar medidas desesperadas. Abrieron las exclusas que mantenían a raya el agua de mar e inundaron todo el canal. Esto creo un obstáculo de una milla de distancia, y la inundación mató a todo soldado que quedó mal ubicado durante el evento.
Sin importar la situación o el tiempo, las medidas desesperadas se toman en tiempos desesperados para conseguir el objetivo. Este evento durante esta batalla detuvo el avance alemán, conservo una parte de Bélgica en manos de la Entente y extendió la guerra por cuatro años. Ya sea abrir una exclusa o abrir compuertas presurizadas en una colonia (ver Las 30 Colonias del Nodo 350), los resultados muchas veces sobrepasan las implicaciones morales de los hechos, pero siempre quedan sujetos a la controversia y al análisis en el tiempo.
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