Metropolis: Bosaso, Puntlandia


Una vez que hemos llegado a la tercera historia de la saga, introduzco este nuevo apartado dentro de este blog. Porque una de las grandes verdades desde que la mujer descubrió la agricultura y la selección de granos (los hombres no tuvimos que ver en esa invención femenina); es que la humanidad se a congregado en torno a centros urbanos para vivir. Ya sea porque se encuentran cerca de un río, cerca de una vía fluvial o en una encrucijada de caminos; las ciudades son el resultado natural de la agricultura, han sido la fuente de la riqueza del hombre y nos han permitido desarrollarnos como sociedad. 

Muchos encontraran extraño porque estas referencias dan inicio con esta ciudad, una de las muchas  perdidas en la Somalia descrita por La Caída del Halcón Negro; una sociedad destruida y sin estado que vive una de las más largas guerras civiles de toda la historia de la humanidad. Pero existe una gran verdad detrás de esta ciudad que es innegable. Hace veinte años apenas si tenía población para considerarse de esta forma.


Cuenta la tradición que en el siglo XIV un comerciante árabe de nombre Quasim se estableció en el área. Como es tradicional en el mundo árabe, la región se llamo Bandar Quasim (el pueblo de Quasim). Pero la misma leyenda cuenta que a él le parecía demasiado pretencioso llamar una zona por su nombre (que lo diga las ciudades de Quesada y de Neily en Costa Rica); así que el mismo renombró su ciudad con el nombre de su camello favorito, Boossas. Como muchas anécdotas, lo más probable es que no sea cierta, pero es una simpática forma de ponerle nombre de una ciudad.

Bajo el control del Sultanato de Majerteen primero, luego bajo el amparo del Reino Italiano en la forma de la Somalia Italiana, la ciudad transito por la historia sin mucha pena ni gloria, transparente para el mundo durante la unificación de los diferentes dominios somalies en un estado dibujado en el mapa y sin un espíritu que juntase a sus diferentes pueblos. A duras penas ella ganó población y recursos, pero tal como muchas otras poblaciones hermanas en África le faltaba mucho para su desarrollo. Pero todo esto cambio a partir de la Guerra Civil en Somalia.


Los primeros años de la guerra, que vieron como los señores de la guerra se disputaban el territorio, provocaron el impulso en los diferentes grupos de somalies a volver a las tierras de sus ancestros, en lugar de quedarse en sus respectivos hogares. De esta forma, los miembros de la confederación Harti que habitaban a lo largo y ancho de la Gran Somalia decidieron regresar a su hogar ancestral en Puntlandia, en busca de lo que todo refugiado busca; paz, prosperidad y estabilidad. Su llegada hizo explotar la demografía en la ciudad.


A falta de un estado, la región de Puntlandia decidió tomar la iniciativa y formar su propio entidad estatal. El repunte en la población ayudó a darle forma a la entidad política. Además, ante el incremento de la piratería en el Golfo de Adén; las potencias del mundo se voltearon hacia esa pequeña ciudad (porque es el único puerto neutral cercano a dicho golfo), inyectando capital en la forma de inversión, lo que ha provocado el florecimiento de esta anteriormente olvidada región. Gracias a la estabilidad de esta área (tanto política como en demografía) la ciudad ha florecido, transformándose en un punto obligado para el comercio y la industria en el área.


La razón por la que esta ciudad merece una mención especial en este blog es por el tiempo que le ha tomado en transformarse en una metrópoli importante en el mundo. En veinte años la ciudad ha evolucionado de una ciudad cualquiera en el Golfo de Aden a su mayor joya, con escuelas y universidades, áreas de entretenimiento y grandes obras arquitectónicas combinadas con estructuras marginales y grandes complejos multifamiliares donde residen los habitantes que se han refugiado en ella. El impacto de este movimiento fue una de las inspiraciones para el relato de la Guerra del Borde Interno, donde el nodo 422 se ira transformando en el crisol de culturas humanas del sector 446.


Aunque no está exenta de los vicios de todas las ciudades (la existencia de un anillo de barrios marginales en torno al puerto lo confirman, existe una tasa de delincuencia alta y se combate al mercado negro) existen grandes posibilidades de que Bossaso continúe siendo la joya del Golfo aún después de que la crisis que asola Somalia termine. No existe la certeza de estas palabras, pero la naturaleza del ser humano siempre ha sido la adaptación y el cambio. Esta ciudad es evidencia de lo que podemos lograr cuando somos enfrentados a una crisis superlativa y negativa, por lo que debemos tomar su ejemplo y procurar un mundo mejor para todos.

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