La Batalla de Tassafaronga

"He oído que los expertos navales de Estados Unidos elogian mi comando en esta acción. Yo no merezco tales honores. Es la excelente habilidad y la devoción de los hombres que me sirven lo que produjo esta victoria táctica para nosotros".
Contralmirante Raizo Tanaka

Luego del catastrófico resultado de la Batalla de Guadalcanal entre el 12 y el 15 de noviembre de 1942; el Imperio Japones desistió de forma permanente de reforzar a sus efectivos ubicados sobre la isla. Con el completo dominio de la US Navy de los alrededores de la isla, la actual debilidad dejaba a su suerte a las tropas japonesas apostadas en la isla; que comenzaron a morir de los diferentes males relacionados con la falta de provisiones y suministros básicos. La situación de estos efectivos empeoró con la continuación de las operaciones Aliadas en las islas aledañas, lo que impuso una gran presión sobre Rabaul. De esta forma, el teniente general Hitoshi Imamura pospuso el envío de refuerzos y se concentró en la situación de Nueva Guinea.


El dominio aliado provocó que el envió de suministros a Guadalcanal se llevara exclusivamente por medio de submarinos. Desde el 16 de noviembre y durante las siguientes tres semanas, submarinos japoneses se encargaron de enviar los tan necesitados suministros a la isla. Pero para el 26 de noviembre la situación entró en una fase crítica. Se le encargó a la 8° Flota a cargo del contralmirante Raizo Tanaka formular un plan para enviar estos suministros. En la forma de bidones de combustible vacios lanzados desde destructores, estos serían recuperados por el personal en tierra, que haría llegar los suministros a las tropas. Con capacidad para llevar de 200 a 240 bindones cada uno, seis destructores de esta flota fueron encomendados a esta tarea, cuya primera entrega fue programada para la madrugada 30 de noviembre de 1942. Para aligerar peso, cada destructor llevaría solo ocho torpedos, lo cual restringiría por mucho su capacidad de combate.


Lamentablemente, los Aliados no permanecían ajenos a esta posibilidad. Bajo el comando del almirante Wright, una fuerza combinada de cinco cruceros y cuatro destructores, el tuvo mucho tiempo desde su llegada el 24 de noviembre para enfrentar a los japoneses durante el combate nocturno. Con tiempo de sobra para practicar las estrategias con las que se enfrentaría al enemigo, su comando recibió la confirmación de la operación nocturna, directa de las transmisiones cifradas japonesas que podían interpretar sin ninguna dificultad, la TF67 (su comando) recibió la orden de interceptarlos.

Aunque el almirante Tanaka hizo lo posible por no ser detectado, su flota fue detectada desde el sur de la isla de Bouganville antes de entrar al Estrecho Indispensable. A la vez un avión de reconocimiento japonés descubrió al escuadrón de suministros de la TF67. Ambos bandos se prepararon para la acción esa noche, pero era más apremiante para los japoneses porque su verdadera misión era descargar los suministros vitales para sus tropas.

Los destructores japoneses ingresaron al área entre las islas de Guadalcanal y Tulagui a intervalos de 600 metros desde el Estrecho Indispensable. Los norteamericanos ingresaron desde el canal de Lengo al Estrecho Fondo de Botella. Como lo habían practicado, con los destructores con radar al frente para sondear al enemigo y los cruceros detrás para brindar apoyo e iniciar el ataque; ambos iniciaron su aproximación desde las 22:40 horas del 29 de noviembre. A las 23:06 horas los americanos fueron los primeros en detectar a sus enemigos, lo que le permitió prepararse para recibirlos. A las 23:12 horas, en medio de las labores de descargas de los bidones, el destructor Takanami informa sobre la presencia de enemigos, por lo que el almirante Tanaka ordenó la reorganización de sus fuerzas para el combate.


Los cruceros de la TF67 fueron los primeros en lanzar sus torpedos al agua. Pero en contra de las convenciones y la experiencia de su enemigo, dispararon su artillería casi a continuación a partir de las 23:21 horas; lo que aviso a los japoneses casi de inmediato de sus posiciones y ubicación. Enfrentados a un ataque desenfrenado concentrado sobre su primero destructor, los japoneses lanzaron sus torpedos en el agua y rompieron contacto al amparo de la noche.


Para los americanos fue un desastre. En menos de treinta minutos cuatro de los cruceros de la US Navy sufrieron daños significativos, el Northampton se hundiría esa misma noche. El Takanami fue la única nave sin daños esa noche. Para la frustración de los aliados, la batalla los dejó sin una fuerza de cruceros coherente por la mitad de un mes la zona. Fue un desastre desde todo punto de vista, pero una victoria vacía al final.


Este combate, el último llevado a cabo en torno de Guadalcanal hace setenta años, dejó muchas enseñanzas y sirvió como catalizador de los acontecimientos por venir. Los americanos, luego de cuatro desastrosas confrontaciones en torno a esas aguas les permitió entender que los japoneses poseían una gran experiencia en combates nocturnos, así como una capacidad superior en sus torpedos. En los siguientes meses las tácticas se adaptarían de acuerdo a esta realidad, permitiendo a los aliados retomar la ventaja. Para los japoneses, esta acción combinada con el resultado de la operación de bidones convenció a los japoneses de abandonar Guadalcanal. La Operación Ke, que al igual que en Gallipoli se llevaría a cabo con gran éxito, permitió evacuar a las tropas japonesas en la isla durante tres noches consecutivas.


Al final, la última víctima de esa fatídica noche fue el mismo almirante Tanaka. Luego de las acciones del 11 de diciembre, el alto mando japones lo uso como chivo expiatorio de su fracaso en la isla. Enviado a puestos de tierra en Singapur y en Birmania, se desaprovecharon sus conocimientos y su experiencia para el resto de la guerra. Los americanos sintieron un gran alivio con este evento, porque tal como con los generales Rommel y Patton, el enemigo suele admirar más a quienes en casa son despreciados al fallar. 

Para Japón, esta acción fue el inicio del fin. Durante los siguientes años, el Imperio no podría tomar de nuevo la iniciativa y al final, el 2 de setiembre de 1945, admitiría de mala gana someterse ante los designios de los Aliados, cambiando la historia y la cara del mundo para siempre.





Compartir en Tumblr

0 comentarios:

Publicar un comentario